Adolescente de 13 años muere al lanzarse de un 8vo piso en la calle 72

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El cadáver del menor quedó tendido sobre el techo del Café Montpellier. Desde allí fue bajado por el Cuerpo de Bomberos de Maracaibo, con previa autorización de los peritos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalística.

Adolescente de 13 años muere al lanzarse de un 8vo piso en la calle 72

Julián Juliao, de 13 años, murió trágicamente la noche de este martes 27 de diciembre luego que decidiera lanzarse del octavo piso del edificio Don Antonio, ubicado en la calle 72 con avenida 8 Santa Rita, en Maracaibo, porque supuestamente su progenitora le exigió que dejara de usar la laptop y se acostara a dormir.

El hecho habría ocurrido a las 11:00 p.m., según revelaron residentes del conjunto habitacional, una vez que el menor quitara seis de los nueve vidrios de la ventana de su habitación, situada en el apartamento 8-B, y se lanzara al vacío.

La versión que ofrecieron los vecinos del muchacho es que una vez que Julián se molestó ante el reclamo de su madre, entró a su cuarto y trancó la puerta.

Una amiga de la familia Juliao relató que “su mamá le estaba diciendo que ya era hora de ir a dormir, que soltara la computadora, él se encerró bravo en el cuarto y a los 10 minutos su abuelo escuchó ruidos. Pensó que Julián estaba rompiendo algo en su cuarto, quiso entrar pero como la puerta estaba cerrada se asomó por la ventana del baño y vio que faltaban unas ventanas, al mirar al vacío vio al cuerpo de su nieto”.

El cadáver del menor quedó tendido sobre el techo del Café Montpellier. Desde allí fue bajado por el Cuerpo de Bomberos de Maracaibo, con previa autorización de los peritos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalística (Cicpc).

Trascendió que Julián, supuestamente, tenía apenas siete meses viviendo en el apartamento de su abuelo, el reconocido médico quiropráctico Jacobo Juliao; junto con sus padres y su hermanita de 10 años.

Los allegados a la familia Juliao lo describieron como un joven “tranquilo, buena conducta, sin problemas familiares, noble, cariñoso pero de carácter fuerte. Hace dos meses cumplió 13 años. Era un niño feliz, no le faltaba nada. Y su abuelo lo adoraba, lo tenía aquí con él y decía que llevaría a Julián hasta donde pudiera”.

“Él se puso bravo porque su mamá lo regañó por la computadora, fue un niño muy querido y nunca sufrió algún maltrato. Estudiaba en el Colegio Nuestra Señora de Chiquinquirá, hoy mismo será sepultado”, dijo una amiga de los Juliao.

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