La condenada había envenenado, a la niña con insecticida e incluso había cambiado la escena del crimen, pero no se salió con la suya.
Una madre que, en abril de 2020, envenenó y mató a su hija de 8 años para ocultar que le había sido infiel al padre de la niña en Sucre, Bolivia, fue sentenciada a 30 años de prisión.
La mujer, reconocida como Gavina M. M., le dio a beber insecticida a su hija, porque la pequeña estaba al tanto de la infidelidad y su madre no quería que ella revelara el secreto.
Según el medio local El Deber, luego de administrarle el insecticida a la pequeña, Gavina alteró la escena del crimen para aparentar que ella no tenía nada que ver con este hecho.
Sin embargo, el fiscal boliviano pudo establecer que esta mujer era la responsable de la muerte de la niña. La autopsia reveló que la niña murió por asfixia mecánica y que tenía «obstrucción de vías aéreas inferiores por contenido gástrico».
“La mujer reconoció haber cometido el delito y solicitó someterse a la salida alternativa de procedimiento abreviado, por ello los miembros del tribunal dictaron la máxima pena sin derecho a indulto”, dijo Mauricio Nava Morales, fiscal departamental de Chuquisaca, por los mismos medios.
Según Ángel Durán, fiscal del caso, Gavina M.M. Planeó todo antes de salir de la casa, para volver unos minutos después y fingir que encontró a su hija muerta.
Fue el padre de la niña quien alertó a las autoridades y desde ese momento se iniciaron las investigaciones que permitieron establecer que fue esta mujer quien asesinó a su hija.
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