Héctor Prechi el soldado argentino en Afganistán: «A los talibanes se los puede contener pero no vencer»

Cuando estalló todo tras el atentado a las Torres Gemelas, él se encontraba en Estados Unidos y pidió permiso a Argentina para sumarse como combatiente en Medio Oriente. Mirá qué pasó.

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En las últimas horas, una ola de atentados sacudió a Afganistán. Se estima que hay al menos 60 fallecidos y 140 heridos luego de un doble atentado suicida en el aeropuerto de Kabul, en donde las víctimas estaban esperando para abordar un vuelo que los sacara del país tomado por los talibanes.

Héctor Prechi el soldado argentino en Afganistán

Héctor Prechi es el único soldado argentino que combatió al régimen islámico en el 2001 y dialogó con Crónica HD para contar cómo se vive el conflicto en esa región.

«Yo en realidad estaba en un puesto de estado mayor y obviamente no era de la infantería de primera línea. Estaba en el puesto de comando de los que mandaban a los que sí combatían en primera línea. El talibán es una parte del pueblo de Afganistán que tiene una educación muy cerrada, muy particular. Se educan desde muy chiquitos en sus propias madrasas, que son como escuelas religiosas, lo que los hace muy fanáticos de lo que ellos creen y son imposibles de convencer«, explicó.

Por qué son tan poderosos los talibanes

El soldado recalcó que a veces es muy difícil entender la mentalidad talibana. «Siempre cuento que no teníamos que tratar de entenderlos con nuestra mente occidental, porque un occidental se sienta con otro en una mesa de negociaciones, cede una parte uno, cede otra parte otro y se llega a una solución de compromiso. Con un fanático que está convencido toda su vida de hacer eso y que su único objetivo en la vida es que triunfe su facción, su religión, su forma de vida, no vas a poder negociar, va a ser imposible. Él siempre va a querer que vos te sometas a su ley o eventualmente si no querés someterte vas a tener que huir o vas a terminar muerto«, agregó.

«Se lo puede contener pero no vencer. Sobre todo tené en cuenta que en un país que está tan devastado y que nunca terminó de levantar su nivel de vida, le sigue siendo sencillo al talibán seguir reclutando jóvenes para que sigan engrosando a su ejército. Uno podría llegar a pensar que en la medida en que las condiciones de vida progresan, la gente ya no vería eso como algo positivo. Sin embargo siempre hay lugares nichos donde ellos siguen obteniendo gente que quieren formar parte«.

El momento en el que tuvo que partir a Afganistán

Héctor estaba junto a su familia en Estados Unidos cuando, tras el atentado a las Torres Gemelas en 2001, lo mandaron hacia Medio Oriente. «Hay un secreto militar que hay que mantener, porque si uno dice ciertas cosas el enemigo puede saber qué unidades están arribando cerca suyo. Lo único que le pude decir a mi familia en ese momento fue que me tenía que ir, que me iba a desplegar a algún lugar de Asia central y preparé el equipo. Obviamente ellos ya se lo imaginaban porque se sabía en ese momento qué estaba ocurriendo, aunque no había muchas tropas desplegadas en Afganistán todavía«.


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