Venezuela inició el 2023 con una ola de protestas liderada por los trabajadores públicos, quienes exigen mejores salarios. Desde distintos sectores, expertos analizan la situación y consideran si las expectativas son realistas.
Luigi Pisella, presidente de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), indicó que el sector privado ha hecho esfuerzos para aumentar los sueldos. En tal sentido, precisó que en el sector industrial el salario promedio es de 171 dólares.
Sin embargo, en la administración pública la realidad es diferente. Actualmente, el salario mínimo es de menos de siete dólares, mientras que las centrales sindicales exigen un sueldo de alrededor de 300 dólares mensuales.
Más ingresos, mejores salarios
Pisella sostuvo que el sector privado debe aumentar sus ingresos para poder incrementar sus salarios. En ese sentido, indicó que el Estado debe hacer lo mismo para conseguir mejoras las condiciones de los trabajadores públicos.
“La inflación no está controlada, pero se viene disminuyendo. En 2023 es posible que ceda más. Sin embargo, sigue estando entre las más altas del mundo. El Estado necesita más ingresos. No es sencillo”, dijo a Banca y Negocios.
El gremialista indicó que la licencia a Chevron podrá aumentar los beneficios de la administración Maduro. “Yo no puedo hablar de las cifras del sector público. Pero las mejoras se van a dar, conforme mejoren los ingresos del Estado”, agregó.
Sí se puede pagar un salario digno
El economista José Guerra consideró que el Estado sí puede incrementar los salarios. “De una manera moderada, llevando el salario mínimo a un rango de entre 80 y 100 dólares. Pero hay otros que dicen que no tiene la capacidad para ello”, expuso.
“El Estado sí podría pagar un salario de entre 80 y 100 dólares a los trabajadores de la administración pública y a los pensionados del seguro social”, añadió Guerra, quien destacó que el barril de petróleo está entre los 65 y 70 dólares.
Sin embargo, Guerra subrayó que es necesario controlar la inflación en Venezuela, dado que se puede volver a “erosionar” el poder adquisitivo. “Y de ese círculo vicioso no vamos a salir”, añadió.
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