Madre y sus siete hijos murieron por incendio en Francia

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Una secadora habría causado la tragedia de esta madre y sus 7 hijos, los cuales tenían entre 2 y 14 años. Fallecieron asfixiados por el humo, según autoridades.

Una madre y sus 7 hijos murieron en el incendio de su casa en Francia, provocado por una secadora en las primeras horas del 6-febrero, indicaron las autoridades. Esta tragedia es el incendio en el que murieron más menores de edad en ese país desde 2013, cuando cinco pequeños de entre 2 y 9 años perdieron la vida en Saint-Quentin (norte).

El nuevo drama ocurrido en Charly-sur-Marne, a unos 80 kilómetros al noreste de París, se produjo «a priori por una secadora que se incendió en la planta baja«, indicó la Fiscalía.

Los menores, 5 niñas y 2 niños, y su madre murieron asfixiados, ya que «los cuerpos no estaban calcinados», precisó el fiscal de Soissons, Julien Morino-Ros, que descartó un problema de «insalubridad» en la casa.

«Espero de todo corazón que no sintieran nada, que no vieran nada. Estábamos allí, en la calle. Toda la noche hemos visto el horror», dijo a la AFP Sylvie Corré, esposa del propietario de la casa.

Los vecinos alertaron a los bomberos a las 00H52 (2352 GMT), pero la intervención fue complicada ya que la casa se encontraba en una calle estrecha de esta localidad de 2.600 habitantes.

«Vi sobre todo humo, mucho humo», relató una vecina, Evelyne Renaud. «¡Pobres niños!», lamentó.

Un vecino «bombero» -el primero en intervenir «individualmente»- salvó al padre de la familia antes de la llegada de los equipos de rescate, según la prefectura de la zona y el ministerio público.

El padre de esta familia reconstruida -cuatro hijos eran de un primer casamiento de la madre- sufrió quemaduras graves y fue trasladado al hospital, pero su vida no corre peligro.

El hombre intentó intervenir en el incendio en la planta baja, donde se encontraba la secadora, y pidió a la madre y sus siete hijos que se refugiara en la segunda planta, una buhardilla, según el fiscal.

La tristeza se apoderó de la localidad. Dos madres, que volvían de llevar a sus hijos a la escuela situada a unas decenas de metros, lloraban.

«El director de la escuela tenía lágrimas en los ojos», aseguró una de ellas, cuyo hijo era amigo de una víctima. Dos psicólogos estaban presentes en el centro, según esta mujer.