Presidente venezolano pudo contener una pandemia y evito su propagación en el mundo

0
1921

Providencia: La cuarentena decretada por Bolívar que duró 150 años

Uno de los decretos más longevos del Libertador Simón Bolívar estuvo movido por una pandemia. Lo firmó en 1828 y el objetivo era contener la propagación de una enfermedad milenaria que también era un estigma: la lepra. Para tal fin, quien entonces era Presidente de la Gran Colombia ordenó recluir a todos quienes la padecían en una isla triangular de tres kilómetros cuadrados enclavada en el Lago de Maracaibo.

El decreto para segregar a los enfermos de lepra, en la entonces llamada Isla de Burros, tuvo la rúbrica del Libertador el 5 de septiembre del 1828. El Padre de la Patria bautizó al centro de reclusión como Lázaro, evocando al personaje que según el evangelio de San Juan murió víctima de la lepra pero recobró la vida gracias a aquella lapidaria sentencia de Jesús: “Levántate y anda”.

Medico venezolano gracias a su investigación logra erradicar de Venezuela la pandemia incurable (Leer mas…)

Hasta que décadas después alguien llegó con un título más benevolente pero igualmente evocativo:  «Providencia”. La enfermedad se diseminó por todo el territorio nacional, teniendo como vector importante el tráfico de esclavos. Se trataba de un lugar para vivir, no de convalecencia. Era una isla para, justamente, mantener aislada a esa población que nadie quería cerca y que muchas culturas bautizaron como “los intocables”.

Desde principios de 1900  contaban con su propia moneda para evitar la propagación de la lepra.  El hospital contaba con 17 pabellones para enfermos en distintas etapas. En las afueras había instalaciones dispuestas para una prefectura, dos iglesias que satisfacían las demandas religiosas de católicos y protestantes, una plazoleta, una biblioteca, una escuela de artes y oficios, una oficina de correos, un mercado, un atracadero, su propio ferry, viviendas para enfermos casados y solteros, un cine, bares y hasta una cárcel.

  La confirmación simbólica de que en esta isla empezaba y acababa todo era que contaba con una maternidad y un cementerio. Las investigaciones del venezolano Jacinto Convit fueron las responsables del desalojo de la isla, que tuvo su clausura definitiva el 20 de agosto de 1985, con Jaime Lusinchi en el poder.  Al convertirse la lepra en una enfermedad curable el aislamiento ya no era necesario. Todavía Maracaibo alberga a sobrevivientes.  Providencia, es hoy, en tiempos de coronavirus, el testimonio del ser humano que ama y que sobrevive.


Array