Su voz, profunda y cálida, resultaba familiar para los espectadores que, en las salas de cine, veían y escuchaban el noticiero producido por Bolívar Films como abreboca de la película escogida. Su imagen, de piel oscura y cabello rizo, hacía lo propio con quienes sintonizaban las producciones dramáticas de Radio Caracas Televisión.
Así sucedió con varias generaciones que crecieron en compañía de Tomás Henríquez, el locutor y actor que supo imponerse a los prejuicios de la época, blandiendo la espada de su talento y adelantando el escudo de los valores personales, para ganarse el cariño y el respeto colectivos.
Fue, sin duda alguna, el primer afroamericano en subir al pedestal de las grandes figuras de la televisión venezolana, con su participación en títulos imprescindibles en la historia de la caja de vidrio, como la llamó Eduardo Liendo, y con la calidad humana que han destacado quienes tuvieron la fortuna de formarse profesionalmente bajo su cobijo.
Impronta
El tránsito artístico de Tomás Henríquez comenzó en los años 40 de la década pasada. Nacido en la barloventeña población de El Clavo, decidió trasladarse a la capital venezolana, donde consiguió trabajo como locutor en la Broadcasting Caracas (más tarde Radio Caracas Radio o RCR). Luego pasó a las radionovelas y a ocupar un cargo gerencial, estableciendo un vínculo empresarial que mantendría a lo largo de su vida.
Debutó sobre las tablas el mismo año que en la emisora. Fue en 1942, con la obra «Abigaíl», basada en un texto del cumanés Andrés Eloy Blanco y producida por la Sociedad de Amigos del Teatro. Un septenio después integró el elenco de «La balandra Isabel llegó esta tarde», un clásico de la cinematografía nacional.
El 11 de noviembre de 1953 formó parte del grupo de actores que fundó Radio Caracas Televisión, canal en el que dejó huella. Participó en «Historia de tres hermanas» (1964), primera telenovela con capítulos de una hora; «Doña Bárbara» (1974), primera adaptación televisiva de una obra de Rómulo Gallegos; «Pobre negro» (1975), también primera versión de otro texto de Gallegos; «Campeones» (1976), basada en la novela de Guillermo Meneses; «La señora de Cárdenas» (1977), pionera en el tratamiento dramático del divorcio; «Estefanía» (1979), cruel reflejo de la dictadura perezjimenista; «Juanito y Él» (1982), en la que dio vida a Dios; y «Por estas calles» (1992-1994), en la que no actuó, pero su voz acompañó el cierre de cada capítulo invitando a reflexionar. Además, trabajó en otros sucesos viperinos como «La usurpadora», «La doña», «Raquel», «La fiera», «Leonela» y «Los milagros del Venerable». Su último trabajo en la pantalla chica fue como Don Fulgencio Cruz en «Reina de corazones» (1998).
En 81 años
Wikipedia da fe de que Tomás Henríquez participó en 34 telenovelas, siete teleteatros, ocho películas y tres miniseries. En su currículo destaca la interpretación que hizo del Negro Primero, en la coproducción hispano-ítalo-venezolana «La epopeya de Bolívar» (1969), que contó con las estrellas internacionales Maximilian Schell y Francisco Rabal. También la cinta «El reportero» (1967), en la que compartió con Amador Bendayán, Simon Díaz y Hugo Blanco. Todo ello ocurrió durante una vida que comenzó el 21 de diciembre de 1921 y terminó el 25 de diciembre de 2002, por culpa de un cáncer agresivo que no dio tregua al actor.
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