Messi: el niño mesías de Rosario ganó la gran carrera de su vida

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El 29 de junio de 1986 Argentina ganaba su segunda Copa del Mundo. El partido se disputó en el Estadio Azteca de México y el equipo contrincante era Alemania. El marcador cerró 3–2 y al culminar los 90 minutos de febril encuentro el equipo se volcó a elevar en brazos a su capitán, Diego Armando Maradona, quien vivió en ese campo su máximo momento de apoteosis. El 24 de junio de 1987, 360 días después de esta hazaña, nacía Lionel Messi en la ciudad de Rosario.

Messi: el niño mesías de Rosario ganó la gran carrera de su vida

Cuando los fanáticos se refieren a Messi como “el mesías”, el juego de palabras se queda corto. El futbolista de 35 años, que este domingo conquistó la gloria en el estadio Icónico de Lusail, es un personaje enigmático con una biografía llena de momentos alucinantes. Como toda leyenda, lo tenía todo en contra, no solo para triunfar, sino incluso para salir airoso de la adolescencia; pero no solo supo remontar las adversidades, sino que lo hizo con tanta parsimonia que a veces pareciera él mismo ser un espectador que asiste a ver la película de su propia epopeya.

No tiene el sex appeal de Cristiano Ronaldo ni la personalidad atrevida de Maradona, tampoco es buen orador y ni siquiera es guapo. Llora en público sin ambages. Gana 40 millones de euros al año solo en su salario como jugador del PSG, aun así no alardea de lujos, es un influencer inusual a pesar de tener 395 millones de seguidores en Instagram (varios millones más que Kim Kardashian). Su esposa es su misma novia de toda la vida, no ha dado ni un solo escándalo a las revistas del corazón y no muestra ningún tipo de interés en el jet-set. Quizá es justamente ahí en donde radica su mayor encanto. Es el mesías, pero a imagen y semejanza de los mortales.

Su historia de superación es harto conocida. También la gracia (en la cancha y fuera de ella) con la cual ha sabido redimir al fútbol de su país, que pasó tres décadas buscando un digno heredero de aquellos días de gloria prodigados por Maradona, el Dios de fútbol albiceleste. Es un caso, como bien lo describió con emoción este domingo su compatriota Fito Páez, de “justicia poética”.

Echemos un vistazo a sus momentos vitales más significativos y a su paso por Qatar 2022, donde hizo pasar a su país y al mundo por una montaña rusa de emociones.

Un caso único

Messi vino al mundo en la misma ciudad del Che Guevara, Libertad Lamarque y del ya mencionado cantautor Fito Páez. Nació en el seno de una familia de migrantes italianos y creció junto a dos hermanos y una hermana. Tenía cuatro años de edad cuando su abuela materna le motivó a jugar al fútbol.

A los seis ya se dedicaba a entrenar con seriedad y en general todo le iba saliendo bien con un plan de vida trazado muy precozmente hasta que a los once su familia se dio cuenta de que era visiblemente más pequeño que el resto de sus compañeros de escuela. Luego de algunos estudios, a Lio le fue diagnosticada una preocupante condición que afecta a uno de cada 10.000 nacimientos: déficit de hormona de crecimiento. Por primera vez sintió lo que era ser una persona distinta.

Visto ya en frío, la situación no solo comprometía su salud (el pronóstico para este trastorno, sino se atiende a tiempo y de forma adecuada, compromete el desarrollo de la pubertad) sino también el presupuesto familiar: el tratamiento costaba 900 dólares mensuales.

Frente a ese panorama, su familia se dedicó a buscar futuro para el jovencito en dos vías: el fútbol como carrera y el tratamiento para poder vencer una discapacidad que podía afectarle de por vida. Ya estaba claro que sabía moverse en la cancha así que fue abriéndose camino la idea de que quizá no necesitaban dos soluciones sino una sola. 

Fue así como el River Plate se ofreció a contratarlo y a asumir sus gastos médicos, pero no lograron concretar una oferta certera y en medio de esa indefinición el Barcelona FC pescó en río revuelto, ofreciendo un paquete imposible de rechazar que en la primera línea incluía responsabilizarse de todo lo necesario para que Lionel superara su condición de salud.

“Era muy bajito, casi no hablaba”, recuerda su colega jugador Gerard Piqué, quien lo conoció en esos primeros días, de 13 años y recién mudado a España. La historia parece realmente de película. Su primer contrato con la escuadra catalana fue firmado en una servilleta por su padre y los directos del club, quienes se sentaron a ultimar detalles sobre el futuro del niño prodigio en un bar de Barcelona.

Fue un matrimonio que bañó de gloria a ambas partes. Dos décadas después, en agosto de 2021, Messi se fue del equipo con un saldo de 35 títulos, entre ellos diez de La Liga y cuatro de la Liga de Campeones de la UEFA, así como siete títulos de la Copa del Rey.

Con la camiseta argentina sus glorias no son menores. Hoy es su máximo goleador histórico y su epopeya comenzó en 2005 cuando se coronó en el mundial sub-20. Se convirtió en el jugador más joven de la historia del país en llegar a un mundial de fútbol y marcar; lo hizo con 18 años, cuando pisó los campos de Alemania 2006.

Y a un paso de su retiro logró sumar a estas estadísticas el extraordinario momento que esperó durante toda su vida: levantar la Copa del Mundo y regalarle a Argentina el tricampeonato. Que lo haya hecho en un mundial electrizante y en una final no apta para cardíacos es un plus que agradecen los fanáticos del deporte rey.

Es el único futbolista en la historia que ha ganado, entre otras distinciones, siete veces el Balón de Oro, los cuatro primeros de forma consecutiva; seis Botas de Oro, un FIFA World Player y un The Best FIFA. En 2020, se convirtió en el primer futbolista en recibir un premio Laureus otorgado a deportistas extraordinarios.

Maradona fue el primer gran defensor y admirador de Messi, a quien tuvo como entrenador en Sudáfrica 2010. De él dijo: “Somos los dos zurdos, los dos ganamos un Mundial juvenil y los dos hicimos un gol con la mano… y no lo vieron, je”.

Messi en Qatar 2022

Messi se lleva de Qatar la copa de la FIFA y también el Balón de Oro. Todo comenzó con una derrota inesperada ante Arabia Saudita en las eliminatorias y un logro aún más inesperado: el meme más compartido del torneo, el ya célebre “¿Qué mirás, bobo?”, que profirió el rosarino contra su colega neerlandés Wout Weghorst.

Superada la fase de grupos, la llamarada de Messi fue en ascenso. Argentina debió ganarle a Australia, Países Bajos y Croacia. Este último encuentro, que los albicelestes ganaron cómodamente en un 3-0, podía haber sido una historia totalmente diferente si antes los croatas no hubiesen hecho morder el polvo a Brasil en penales. 

Llegaron a la final con Francia y el gran escollo a superar era Kylian Mbappé, su compañero del PSG, una estrella en ascenso que a sus 23 años ya tiene en su currículo una primera copa del mundo.

Y efectivamente. Francia se hizo la dormida durante casi todo el tiempo reglamentario. Los goles de Messi (23’) y Di María (36’) parecían definirlo todo, pero Mbappé empató con dos golpes de infarto en los minutos 80 y 81. De allí vinieron más momentos de angustia en un tiempo extra donde las escuadras volvieron a marcar y donde más que nunca se vieron cara a cara las dos grandes estrellas: Messi horadó el arco el minuto 108 y Mbappé en el 118. Los penales fueron el trámite previo a la victoria de Argentina.

Con siete goles y ese último gran partido, el capitán argentino se despide de los mundiales. Igual que lo hizo Maradona en México 86, Messi se va de Qatar bañado de gloria.

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