Un velero de 13 metros de eslora ha sido interceptado en el mar Cantábrico, a 30 millas náuticas (55,5 kilómetros) de la costa de Santander, con una carga a bordo de unos 2.000 kilos de cocaína, valorados en unos 70 millones de euros.
El Night Falls, de bandera británica, estaba parado en mitad del mar y, según las sospechas de los investigadores, listo para trasbordar su cargamento a otra embarcación más pequeña para trasportarla a la costa y descargar.
El hecho de que el velero no siguiera ningún rumbo sino que estuviera fijo en ese punto del mar llamó la atención de los investigadores porque coincide con una práctica habitual de los narcotraficantes, que aprovechan ubicaciones relativamente alejadas de la costa para trasbordar la droga entre grandes barcos desde Sudamérica o el Caribe y otras embarcaciones pequeñas, que son las que la descargan en tierra.
La idea es dificultar así la detección de la logística y redes de transporte por parte de las autoridades. Los investigadores sospechan que la ubicación y el hecho de que el barco estuviera fijo eran señales de que el Night Falls estaba a punto de efectuar ese tipo de trasbordo.
En el abordaje, los agentes observaron que a bordo del velero, que iba sin luces y sin sistemas de localización activados, había una cantidad importante de fardos de los habitualmente utilizados para el tráfico de cocaína y que aparecían repartidos por casi toda la embarcación.
Tras la detención de los cuatro tripulantes —uno de nacionalidad española, otro colombiano y dos más venezolanos—, que no opusieron resistencia y reconocieron que cargaban droga, se aprehendió el barco, que se trasladó al Puerto de Santander. Tanto los detenidos como la embarcación y la sustancia estupefaciente pasarán a disposición judicial.
La aprehensión del velero, de tipo sloop, es un hecho “totalmente excepcional” en el Cantábrico, donde hacía muchos años que no se producía una de estas características, que son más frecuentes en el Mediterráneo o Canarias, señala un comunicado de la Guardia Civil y la Agencia Tributaria.
Del abordaje del barco se ocupó el patrullero Alcaraván I, del Servicio de Vigilancia Aduanera, en una acción conjunta con la Guardia Civil y la Policía Nacional, dirigida y coordinada por la Fiscalía Antidroga de la Audiencia Nacional.
La operación surge de un intercambio de información entre el MAOC-N (Centro de Análisis y Operaciones del Atlántico), el CITCO (Centro de Inteligencia Contra el Terrorismo y el Crimen Organizado), que ha sido objeto de investigación por parte de los tres cuerpos policiales (Servicio de Vigilancia Aduanera, Policía Nacional y Guardia Civil). En la operación ha colaborado la National Crime Agency (NCA) del Reino Unido.
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