Este 18 de julio de 2023 marca un hito histórico en el mundo de la gimnasia artística, ya que se conmemora el aniversario de la rutina con puntuación perfecta de la legendaria gimnasta Nadia Comaneci en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976. Hace exactamente 47 años, la joven rumana cautivó al mundo con su deslumbrante actuación, obteniendo la calificación más alta posible: un 10 perfecto.
La rutina de Comaneci en las barras asimétricas fue una exhibición de gracia, fuerza y precisión. Sus movimientos fluidos y su dominio absoluto del aparato dejaron a los jueces y espectadores asombrados. Cada salto, giro y pirueta fue ejecutado con una perfección inigualable, lo que llevó a los marcadores electrónicos a mostrar un 10.00 en lugar del habitual 9.99.
La gimnasta rumana no se conformó solo con un 10, sino que sumó 3 en total, 1 en las barras asimétricas y dos más en la competencia individual y por equipos. Sin embargo, con el equipo, solo pudo conseguir medalla de plata. Además, sumó medalla de bronce en suelo.
Comaneci también protagonizó una anécdota que destacó en estos juegos olímpicos, y es que, se dice que, al momento de recibir sus resultados, como el marcador electrónico no permitía que se mostrara más de 4 dígitos, tanto ella como su entrenador pensaron que había recibido la peor puntuación de la historia.
La rumana es mundialmente conocida por esta hazaña, además de ser una de las medallistas olímpicas más joven en conseguir el oro. Durante su carrera sumó 9 medallas, entre ellas 5 doradas.
Este logro icónico catapultó a Nadia Comaneci a la fama mundial y la convirtió en la primera gimnasta en la historia en recibir una puntuación perfecta en unos Juegos Olímpicos. A lo largo de su carrera, acumuló un impresionante palmarés con nueve medallas olímpicas, incluyendo cinco medallas de oro, tres de plata y una de bronce. También se llevó múltiples títulos en campeonatos mundiales y europeos, consolidándose como una leyenda indiscutible en la disciplina.
El impacto de Nadia Comaneci trascendió el ámbito deportivo y se convirtió en un símbolo de excelencia y dedicación. Su legado ha inspirado a generaciones de gimnastas y ha dejado una huella imborrable en la historia de los Juegos Olímpicos.
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