En Colombia un niño enfrenta una dramática situación pues con solo 12 años, sufre de una enfermedad que le hace sentir un apetito insaciable y por ello se ha comido hasta los peces que hay como mascotas en su casa.
Alejandro está por cumplir 13 años, es un niño risueño y de pocas palabras.
Sufre del síndrome de Prader Willi, una enfermedad que le hace sentir un hambre voraz la mayoría del tiempo. Su madre Lucía cuenta que ha llegado al extremo de comerse los peces que hay en su casa.
“Un día me metió la mano a la pecera y me cogió un pescado, se lo metió a la boca y le arrancó la cabeza. Ahí vi que el problema del niño era un problema muy grave de ansiedad», reveló Lucía Vásquez, madre de Alejandro.
Alejo pesa cerca de 300 libras y devora lo que encuentre a su paso. Su madre dice que se come el alimento del perro, del gato y que debe esconder cualquier sustancia peligrosa pues según los médicos, podría hasta envenenarse.
Alejandro come papel higiénico, come plástico, los palillos de limpiarse los dientes. Alejo come lo que se le atraviese», aseguró Lucía.
Dice Lucía que por la obesidad, la vida de Alejandro está en peligro. Además sufre de otras enfermedades, es autista, bipolar, padece de esquizofrenia, hipotiroidismo y tiene dificultades para dormir. «Por la noche es algo duro porque casi no duerme por las apneas obstructivas del sueño que tiene, entonces hay que cuidarlo mucho.»
Su familia controla las porciones que le dan en sus comidas pero ninguna medida es suficiente para controlar su peso. Llevan años luchando por una atención de calidad para él.
Debido a sus múltiples enfermedades, Alejandro debe tomar más de 20 pastillas al día. Por lo que es urgente que otros especialistas en esta condición puedan aportar sus conocimientos para mejorar su estilo de vida.
Por el temor constante del colapso inminente de la salud de Alejo, su madre desesperada pidió ayuda a la fundación Gorditos de Corazón.
En estos momentos es el niño más obeso de Colombia nos preocupa que puede morir de un momento a otro y necesita de un programa multidisciplinario para poderle salvar la vida,» reveló Salvador Palacio, director de la fundación Gorditos de Corazón.
Gracias al grupo de ayuda, Alejandro consiguió atención médica, psicológica y además tiene momentos de recreación y diversión junto a su familia en un centro de hábitos contra el sobrepeso.
La familia de este joven y la fundación buscan unir esfuerzos con otras organizaciones y médicos especialistas en control de obesidad, para que entre todos puedan salvar la vida del jovencito.
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