A Luis la música le ha dado buenas experiencias, pero no la que podría ser la mejor de su vida: el día en que reciba un trasplante de riñón. Esa fecha está obligado a esperarla debido a las políticas del Estado venezolano. El joven violinista no pierde la esperanza aunque su tiempo en la lista de pacientes prioritarios ya casi expira
Luis Méndez está frente a su ventana tocando el violín. Puede durar horas ensayando con su instrumento amado. El sonido que sale del cajón de madera es sublime: la práctica ha dado resultados. Durante ese tiempo, es clara la ilusión de un adolescente que desea triunfar y que reconoce que para ello es necesario un trasplante de riñón.
Para sus padres, ese sacrificio fue necesario: la vida de Luis es una prioridad.
Con el futuro claro
Hablar con Luis evidencia que sabe lo que quiere. Sus planes son grandes. Además de ser músico del Sistema Nacional de Orquestas de Venezuela, le gusta la fotografía, el teatro, la producción musical y pronto se inscribirá en la Facultad de Humanidades de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Ver la muerte de cerca
En tres años, Luis ha visto a muchos de sus compañeros de hospital fallecer. Confiesa que le da miedo, pero a la vez fuerza para exigir lo mismo que el resto: un trasplante.
«Este año 2022 ya han muerto dos de mis compañeros. Uno de ellos era Ángel Céspedes. Para mí, Ángel fue un luchador, muy maduro para su edad y su súplica por un riñón nuevo no fue escuchada. Él falleció y me dolió mucho, pero presentarme en su funeral y verlo dentro de su urna de madera fue para mí un golpe emocional. Es una sensación terrible donde te dices a ti mismo: ‘Él próximo puedo ser yo’. No es justo ni para mí y el resto de mis compañeros del hospital JM de los Ríos».
La vida antes de la diálisis
Luis aprecia sus experiencias como nadie. Entre las más especiales está la oportunidad en que visitó Italia para tocar con más de 200 músicos: «Fue maravillo». Sin embargo, por su condición médica e instrucciones de quienes cuidan a músicos con patologías críticas o de constante cuidado, no pudo estar el día en que el Sistema rompió el récord Guinness.
«La música ha sido algo magnífico en mi vida, no me arrepiento en nada de haberme sumado a este hermoso arte, y mucho menos de haber elegido el violín como mi instrumento preferido. Es una destreza donde puedo refugiarme, donde puedo demostrar lo que siento a través de las notas y el sentimiento con el que toco mi instrumento. Me complace decir, que me siento tan cómodo siendo músico, que jamás pensaría dejarlo. La música es, sin duda alguna, unas de las cosas que más me hacen y me dan una sensación de felicidad», expresa Luis.
¿Y el futuro como músico? Sí lo imagina. Todos los días. «Me gustaría estar destacando en grandes orquestas, bien sea en alguna prestigiosa de la Gran Caracas, o en el exterior», dice.
A contrarreloj
El joven violinista asiste presencialmente a realizarse su tratamiento, pero le gustaría que fuera en casa por medio de diálisis peritoneal. Con esa posibilidad, él podría esperar más tranquilo por su trasplante de riñón.
Sin embargo, el tiempo corre y apremia. Luis cumple 18 años el 10 de noviembre. Su mayor deseo es que llegue su oportunidad de ser trasplantado antes de esa fecha, ya que al ser mayor de edad, deja de ser paciente del JM de los Ríos y una prioridad frente al resto de los niños y adolescentes que ocupan la larga lista de trasplantes.
Luis Méndez, el padre del joven, sale a trabajar todos los días con un carrito de perros calientes y llega a su casa entre las 11:00 y 12:00 de la noche. Si bien el esfuerzo da resultados, nunca es suficiente para cubrir todos los gastos.
¿Cómo ayudar?
Si quieres ayudar a Luis con su tratamiento médico, puedes enviar tu aporte al siguiente número de pago móvil:
- Jazmil Astudillo
- Banco de Venezuela
- CI: 12.556.588
- Teléfono: 0414-393-20-48
Editado por María José Dugarte.
Vídeo editado por Betania Ibarra.
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