Lynda Carter cumple 72 años

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Lynda Carter cumple 72 años y todavía se la recuerda por el personaje que la llevó a la fama en la década de los ‘70. Recién en los últimos años reveló el calvario que vivió durante su carrera y que la llevaron a refugiarse en una adicción contra la que debió luchar más de veinte años.

El día que su agente la llamó para decirle que la habían elegido para protagonizar la serie “La Mujer Maravilla”, Lynda Carter tenía 24 años y 27 dólares en su cuenta bancaria, que no le alcanzaban siquiera para comprar un pasaje de regreso desde Los Ángeles a Phoenix, Arizona, masticando el fracaso de su carrera de actriz.

Fue una llamada inesperada, porque no tenía esperanzas de conseguir el papel en la serie. El año anterior había quedado afuera del casting de la película que la precedía. El papel le tocó a Cathy Lee Crosby.

Su arranque en Hollywood

Corría 1975 y su estadía en el ombligo del mundo del espectáculo llevaba tres años, desde su elección como Miss Estados Unidos en 1972. Había llegado creyendo que ese título le abriría todas las puertas, pero las encontró casi todas cerradas.

Solo había conseguido algunos pequeños papeles en series de televisión como Starsky y Hutch, Cos y Nakia.

Cuando la confirmaron para el papel, el productor de la serie le dijo que la habían elegido más por su físico que por su talento. Medía 1.80, era hermosa y espigada y un estado físico envidiable, ideal para encarnar a una superheroína.

Le dijo, además, otra cosa: que los hombres la admirarían, pero que despertaría el odio de las mujeres.

Años después, en una entrevista, Lynda contó qué le había respondido: “Vas a ver que no. No me van a odiar porque la interpretaré de una manera que todas las mujeres quieran ser como yo, o por lo menos mis mejores amigas”, le dijo.

Sus aportes al personaje

No fue su único aporte: resolvió a su manera el problema que hasta entonces siempre había planteado la aparición de los superhéroes. Clark Kent debía meterse en una cabina de teléfono público para sacarse la ropa y aparecer como Superman; Bruce Wayne tenía que cambiarse en la baticueva para convertirse en Batman. Ella propuso empezar a girar como un trompo frente a la cámara y, truco mediante, pasar de Diana Prince – el nombre de su personaje – a la Mujer Maravilla en un instante.

“Les propuse hacer unos giros o hacer una pirueta. Luego, solo fue necesario que agregaran unos efectos de explosiones”, explicó. Tampoco aceptó, salvo en casos excepcionales, utilizar dobles de riesgo. Casi todas las escenas de peligro – incluida la de colgarse de un helicóptero – las hizo ella.

“Tuve algunas dobles de acción, pero terminé haciendo la mayoría de las peleas yo misma. Las especialistas me enseñaron a lanzar una piña y, finalmente, me convertí en miembro honorario de la Asociación de mujeres de dobles de riesgo”, contó años después.

El estreno de la serie, en noviembre de 1975, cambió radicalmente su vida. La desconocida Lynda Carter se convirtió en un ícono y en un modelo de éxito. Sin embargo, eso no la cambió.

“Este es mi primer protagónico. Hice dos papeles chicos antes y una prueba de cámara para el papel. Y en las semanas siguientes esperé, esperé y esperé a que me llamaran”, le contó en una entrevista a Johnny Carson poco después del estreno de la serie. También le dijo que, a pesar de los superpoderes de su personaje, ella mantendría los pies sobre la tierra.

LOS ANGELES – APR 3: Lynda Carter at the Lynda Carter Star Ceremony on the Hollywood Walk of Fame on April 3, 2018 in Los Angeles, CA

“Hay una idea equivocada sobre los actores que recién empiezan. Mis amigos me llaman y me preguntan qué hago con todo el dinero que estoy ganando, pero no entienden que sigo desempleada, sólo que ahora gano 90 dólares en lugar de 27, ya que tengo un papel protagónico. Pero las personas no entienden que cuando estás empezando, empezás como todos los demás”, explicó.

Cuatro años después, cuando era la actriz mejor pagada de los Estados Unidos y terminó de filmar la última temporada de la serie, seguía pensando lo mismo.

Esa personalidad templada fue la que le permitió enfrentar los problemas que le planteó la vida: el bullyng escolar, los abusos sexuales y el alcoholismo, de los que Lynda Carter, que hoy cumple 72 años, recién hablaría mucho tiempo después.

La chica hispana

Linda Jean Córdova Carter nació en Phoenix, Arizona, el 24 de julio de 1951. Empezó a cantar y bailar cuando tenía apenas cinco años, pero en el colegio la pasó mal. Sus compañeros se burlaban de ella y la llamaban Olivia – la novia de Popeye – porque era demasiado alta y flaca. Tampoco ayudaba que fuera descendiente de mexicanos.

Su mayor sostén en esa época era el fuerte carácter de su madre. “Crecí en la era de las mujeres que fueron jóvenes y vibrantes durante la Segunda Guerra Mundial. Hicieron todo este trabajo para los hombres, y entonces los hombres trataron de poner al genio de nuevo en la botella y no podían. Mi madre decía: ‘Podés hacer cualquier cosa que decidas. Las mujeres estábamos allí en las fábricas y hacíamos todos estos trabajos que siempre nos dijeron que no podíamos hacer. Y cuando nos necesitaron, estuvimos allí’”, recordó muchos años después en una entrevista con Entertainment Weekly.

Poco después de terminar la secundaria se presentó en un concurso de belleza de Phoenix, que la clasificó al estatal y también ganó. A los 21 años, como representante de Arizona, se consagró Miss Estados Unidos y ese mismo año, 1972, fue una de las 15 semifinalistas del concurso de Miss Mundo que se realizó en Londres.

Para entonces ya trabajaba como modelo, pero su ambición era convertirse en actriz, y con ese sueño llegó a Los Ángeles.

Ese sueño lo cumplió – después de muchos fracasos – cuando la cadena ABC la eligió para protagonizar la Mujer Maravilla, esa mujer con superpoderes, nacida en comic en 1941, que irrumpía en un mundo donde los superhéroes eran todos hombres.

El personaje del comic fue creado por el psicólogo William Moulton Marston, y la trama comenzaba cuando en la Segunda Guerra Mundial el mayor Steve Trevor Jr. resultaba herido por los nazis en una isla remota, donde era rescatado por un grupo de amazonas, entre ellas, Diana, la hija de la reina. Es ella la que lo sube a un avión invisible y lo lleva a Washington, donde el militar la contrata en la Agencia Especial de Defensa para utilizar sus superpoderes.

El personaje transformó a Lynda Carter no solo en una actriz consagrada sino también en un modelo para las mujeres estadounidenses. Pero, así como brillaba frente a las cámaras y en las pantallas de los televisores, detrás de la escena Lynda vivía en un mundo de sombras.

Abusos sexuales

Lynda Carter ya había sufrido abusos en sus tiempos de modelo y también durante sus primeros pasos como actriz, pero el rodaje de la Mujer Maravilla se convirtió para ella en un infierno cuyos dolores solo revelaría muchos años después.

“Se me hizo difícil tratar con los hombres, siempre tenía miedo de que intentaran algo conmigo. Había un camarógrafo que hacía agujeros en mi camarín para ver cómo me cambiaba. Lo descubrieron y lo echaron”, relató.

Recién hace cinco años habló francamente de los abusos que vivió durante el rodaje, que en varias ocasiones llegaron a la violación.

Sin nombrarlo, se refirió a uno de sus violadores. “No me planteo demandarlo, ya lo han hecho otras mujeres por mí. Sea cual sea la pena que la justicia le imponga a ese hombre, no es suficiente. No sólo me violó a mí, abusó de un montón de mujeres”, dijo.

También reveló por qué no lo había denunciado en su momento. “Porque si lo hacías te metían en una lista negra. Así que sabías que nadie te iba a creer y además ibas a perder tu trabajo”, explicó.

La lucha contra el alcoholismo

La repentina fama y el infierno desatado detrás de ella conformaron un cóctel explosivo que la llevó al borde del abismo. Su matrimonio con el productor Ron Samuels entró en una crisis que los llevó a separarse poco después de que terminara la serie.

Años después, Lynda contaría que uno de los factores determinantes del final de su primer matrimonio fue que, para enfrentar los problemas, buscó refugio en la botella. “El problema del alcoholismo es tan fuerte que te da vergüenza. Cuando tenés problemas personales sos más vulnerable a caer en la adicción. Esto resulta devastador”, contó durante una entrevista con Oprah Winfrey.

“Creo que tomaba alcohol porque sentía una infelicidad enorme en mi primer matrimonio y tomaba un trago por la misma razón por la que cualquier persona se tomaría uno. Pero, al pensarlo en retrospectiva, creo que era más ebria que las demás personas. Lo ocultás de todos, pero las personas cercanas lo saben”, recordó también.

La adicción también puso en peligro su carrera. Luego de finalizar la Mujer Maravilla, protagonizó varias películas para televisión con relativo éxito, como The Last Song, Born to be Sold y The Love Goddess, pero en todas tuvo problemas durante las filmaciones debido a su alcoholismo.

Por entonces conoció al abogado Robert Altman, con quien se casó en 1984 y tuvo dos hijos. Decidió mudarse con él a Washington y se alejó de la pantalla. Creyó que así podría enfrentar mejor adicción.

Gracias a su apoyo y más el de sus dos hijos, logró rehabilitarse. “Fue un proceso duro, pero puedo decir que ya llevo más de veinte años sobria y me preocupo por hacer ejercicio y mantenerme saludable”, le contó a la revista People en 2008.

El retorno de la Mujer Maravilla

Ese mismo año protagonizó un episodio que hizo que los medios volvieran a buscarla y la compararan con el personaje que la había hecho famosa.

Como hacía casi habitualmente, estaba remando por el río Potomac, en Washington, cuando descubrió el cuerpo de un hombre que flotaba en el agua. Como no llevaba su teléfono móvil, les gritó a los pescadores que estaban en la costa que llamaran a la policía y se mantuvo remando junto al cadáver hasta que llegaron los rescatistas.

“No digan pavadas, no hice nada que no hubiera hecho otra persona”, salió a decir para que la dejaran tranquila.

Sin embargo, años después volvió a hacerle un guiño al personaje. Fue en 2017, cuando la directora Patty Jenkins la llamó para que la asesorara en la filmación de una adaptación, “La Mujer Maravilla 1984″, protagonizada por Gal Gadot, donde además Carter hizo un cameo.

El sueño de cantar

Con esporádicas apariciones en series y películas, Lynda Carter no volvió a tener grandes papeles. En cambio, volvió a sus orígenes para desarrollar otra vocación que había tenido de niña, la de cantante.

En 2009 editó, con un sello independiente, su primer álbum, “At last”, con doce clásicos del jazz y el blues, con el que llegó al puesto número 6 del Billboard Top Jazz Albums en la semana de su lanzamiento, gracias a la anticipación de sus fanes y a las buenas críticas obtenidas de revistas especializadas de su material así como de una gira de shows.

Dos años después sacó un nuevo disco “Crazy Little Things”, donde se destaca su versión del clásico de Queen “Crazy Little Thing Called Love”. Desde entonces, la Mujer Maravilla no ha dejado de cantar.

Cuando en 2018 descubrió la estrella que lleva su nombre en el Paseo de las Estrellas, en Hollywood, contó que llevaba más de veinte años sobria y que ese era el logro más importante de su vida. Y dijo: “Pero soy una alcohólica y eso es algo que nunca tengo que olvidar si quiero seguir así”.


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