Niña contrajo infección en jacuzzi y terminó en silla de ruedas: “Médicos decían que no tenía nada”

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Al salir del jacuzzi, la menor, quien en ese entonces tenía 10 años, empezó a quejarse de un punzante dolor en un dedo del pie. A pesar de que fue al médico porque sentía que estaba “agonizando” por el dolor, estos no hallaron ninguna anomalía y tan solo le recetaron antibióticos.

Una tarde de relajación y felicidad rápidamente se transformó en una pesadilla cuando Poppy Burns, una niña de 10 años del Reino Unido, empezó a sentir un fuerte dolor en un dedo del pie tras salir de un jacuzzi. Tal era la molestia que quedó paralizada.

La mamá de la menor, Georgina Burns, de 47 años, la trasladó de inmediato a un centro asistencial para que la atendieran, pues el dedo del pie empezó a inflamarse rápidamente.

Tras una serie de exámenes, los doctores no detectaron ninguna señal de enfermedad en el pie de Poppy, tan solo una infección. “Ella estaba gritando y los médicos decían que no le pasaba nada”, denunció la mamá de la niña al medio The Sun.

Los doctores le recetaron manejar el dolor con antibióticos, pero Georgina intuía que algo no andaba bien con su hija, pues ella seguía quejándose y el pie no mejoraba. “Durante un tiempo sintió un dolor extremo, más del necesario para cualquier lesión que tuviera. Fue difícil llegar a un diagnóstico final”, recalcó la preocupada madre.

Durante dos años, Poppy siguió padeciendo dolores “paralizantes” y “punzantes”. No fue hasta 2023 que los médicos lograron identificar la causa de su dolor tras salir de aquel jacuzzi: síndrome de dolor regional complejo (SDRC).

El diagnóstico de la menor, según Mayo Clinic, es “un tipo de dolor crónico que suele afectar a un brazo o una pierna”. Además, este síndrome suele desarrollarse luego de una cirugía, lesión, accidente cardiovascular o ataque cardíaco.

La piel de quienes padecen SDRC suele volverse extremadamente sensible, así que cualquier contacto con alguna prenda, superficie u objeto puede desencadenar fuertes molestias. Incluso, ha llegado a ser llamada la “enfermedad del suicidio” debido a que los pacientes prefieren quitarse la vida a seguir padeciendo intensos dolores.

En el caso de Poppy, según su mamá, el dolor que padece es definido como “extremo” debido a que la niña, quien ahora tiene 12 años, siente como “si personitas me apuñalaran en el pie”.

Como el dolor ha llegado a convertirse en un calvario para esta pequeña, debió dejar de caminar y empezar a utilizar una silla de ruedas para trasladarse.

En búsqueda de un tratamiento que le permita tener mejor calidad de vida

En septiembre de 2023, Georgina y Poppy viajaron a Italia para acceder a la terapia Scrambler, en la cual se utiliza estimulación sobre el dolor. Con el paso de los días, la niña “ya no sentía ninguna molestia y su piel estaba completamente limpia. Era como una persona nueva, estaba muy feliz”.

Aunque el tratamiento dio frutos positivos, una semana después de haber regresado a casa “el dolor volvió masivamente. Sin embargo, sus articulaciones no se han bloqueado desde entonces y su piel sensible no ha regresado”.


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